Voy porque toca mi número: H93.
–No- responde con ademanes insípidos la secretaria. Va por el G93.
Me recuesto sobre un cubículo que parece derretirse ante mi omóplato. Tengo que quedarme paradito como el David. Prendo el Mp3 para escuchar las nuevas y originales adquisiciones: El palacio de las Flores y X and Y.
A la jovata le queda poco para cambiar de senda. El pelo platinado no se mueve, pero los pies parecen marcar el bombo de Coldplay. Con los nervios, o los dientes, muerde los labios. Los ojos celestes como el cielo piden clemencia a un Dios que no la escucha. Se acerca la hora, y se acerca el que cercará, o no, su futuro. Es The last Chans.
Leo el rótulo: “La conducción de un vehículo resulta un medio para mantener la libertad y la independencia individual, para sentirse útil y conservar la autoestima. Hay muchas funciones que van disminuyendo a medida que pasa la ed...".
Mario Flores – Grita el Verdugo.
(Milagro, suena el comienzo de la canción El palacio de las Flores). ¿Acaso una señal divina?
"ed... ad. El envejecimiento puede afectar las capacidades esenciales para una coneducción (la “e” estaba de sopetón) segura”.
Antes de pasar, Mario “cabeza de rodilla” Flores se apoya como una mantis sobre el bastón en T. Mi mirada le resbala. Tiene sus ojos sumergidos en el retrovisor de la vida. Juraría que al entrar al patíbulo deja un surco.
La legislación no determina la edad para denegar la libreta. Esto queda a criterio de los verdugos de la Unidad de Salud de Tránsito.
Me la renovaron hasta el 7/10/2014. Para ese entonces ya tendré barba.