
Ahora que lo pienso, no sabría decirles cómo ni por qué, pero perdimos el rastro. Así como así. Llegado el momento, nos hicimos un tiempo. Insistimos en reunirnos sinfalta. A medio camino, tuve un percance con la bicicleta. Oculté las manos manchadas con grasa de cadena y la saludé. Fue breve. La vi marcharse sin reparar en mí (ni en ella). No entiendo el motivo que la llevó a suicidarse, ni trato de entender. Se llevaba al mundo por delante, y el mundo se la llevó.
Por mi parte, intento recordar cuáles fueron las últimas palabras, pero no doy en la tecla. ¿Qué dijiste, exactamente? Cuando me preguntan, asiento de vez en cuando, con una sonrisa enigmática. Digo que estoy bien
(bien mal)
y el otro -más tranquilo- deshace sus dudas. En este punto de la charla, como quien se olvida lo que iba a decir, cambio de tema.
10 comentarios:
Uf, golpe bajo.
Bueno, cambiemos de tema y te invito a una cerveza el fin de semana. Invito yo.
La escritura, la mejor terapia... Igual, sabés que podés pasar cuando quieras por acá.
realmente me quedé petrificada ante tus palabras.
Un abrazo
SB, amigo, me hacía falta estirar los dedos y descargar un poco de tensión.
Pensé que era un cuento, pero por lo visto, es un diálogo. Es bueno recurrir al blog para descargar la tensión. Me alegra volver por acá.
Al fin. Está vivo! Anonetoy está vivo!
Una entrada muy fuerte.
He de decir que me ha impactado un poco. espero que no sea real..
Que estes bien.
abrazos.
Tienes todo el derecho a estar como estás, no tienes por qué mentir... Escribir es una forma de contarlo, de alguna manera de ayudará a sacarlo, pero no olvides nunca que tienes todo el derecho del mundo a sentirte mal, pero eso sí, sólo un ratito, ehhh!!!
:))
Un fuerte abrazo, amigo
no sé qué decir, porque no sé si es real.
los ratos pasados contigo han sido los más divertidos e interesantes que recuerdo cuándo nos vemos? llama pronto la vida no espera
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