"El pasado es un prólogo".William Shakespeare.

El mayor trauma del niño Anonetoy era su cumpleaños, el cual caía justo en vacaciones de julio. Cada vez que se decidía a festejarlo, pasaba lo siguiente: (A) la gente se iba de vacaciones, (B) la gente se engripaba, (C) la gente estaba estudiando, y (D) la gente no salía de casa a causa del frío.
Anonetoy se decidió a dar pelea en esa fecha que se impuso como un toque de queda, para convertirla en un toque, pero musical. Porque si el tiempo pasa y hace ruido, hay que festejar con más ruido, para tapar al tiempo y que no se escuche. La excusa fue el tributo a Andrés Calamaro: un show en vivo que consistía en tocar una canción por disco, incluyendo la etapa
Abuelos de la Nada,
Los Rodríguez, y toda su carrera solista. Todo esto licuado con una biografía que relacionaba las canciones con cada etapa de su vida. El narrador era el mismísimo An(onetoy)drés Calamaro.
Se encendió la batiseñal y los miré. Me miraron. Estaba junto a esos ojos que siempre me observaron. Atrás estaba la banda de músicos. Adelante, la de amigos. El Colo se reía, no sé de qué; Guille se prendía un cigarro; Garo se prendía a otra cerveza; y Maxi comía pizza mientras veía a Tato tirar balas de salva a una minita. ¿Melu? Faltó con aviso. Pensar que hace 23 años no los conocía... Qué noche.
Hay pocas oportunidades para decir
gracias a la gente que realmente hace la diferencia, y me enorgullece tener la posibilidad de hacerlo ahora. Agradezco a los músicos (Agos, Bruno, Chelo, Diego, Guido, Juan, Max) y a todas aquellos sin los cuales no sería ni un tercio de lo que soy. Cada uno sabrá. Desaría que todos fueran igual de afortunados. Y a vos, que leíste esta última línea y probablemente no comentes, gracias. Hasta la próxima.