
No podía creer aquello que veía: un extenso surtido de besos ordenados por categoría y nivel de intensidad. Se preguntó si todos esos besos podrían entrar en una misma boca. Ella, a su modo, trató de explicarle la situación al vendedor para obtener asesoramiento. Para cuando terminó de hablar, el comerciante ya había tomado una caja apartada del mostrador y le dio el boceto de un diseño imperfecto.
Al llegar a casa no pudo contener la curiosidad y lo probó antes de irse al aeropuerto. Al principio sintió un toque acaramelado en su paladar, pero luego la sensación pasó a tener un resabio amargo. Ambos sabores se aliaron en una mezcla alquímica, y logró descifrar que aquel sabor era agridulce.
1 comentario:
Olé.
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