En la mañana arranco hacia el cerro Pan de Azúcar, pero por un camino equivocado. Algo adrede, por cierto. Salto el alambrado y me encuentro con una vegetación espesa, infranqueable a golpe de vista (foto). Pienso otra alternativa, y para entonces se mueven algunas ramas. Son vacas.
Sigo su rastro y encuentro un camino estrecho, con poco más de un metro de altura. En cierto momento desaparece el trillo y parece que no hay con qué darle, hasta que zigzageo y doy con otro camino. Entre zancada y zancada me escabullo entre los cardos. Llega un momento en que todo está tupido de espinas y hay que juntar valor. ¡Zas! La rodilla se despelleja y me vienen ganas de putear con eco. ¡Zas2! ¡Zas3!. Me cago en la raíz cuadrada de tres.
Cantaba Zitarrosa: "No eches en la maleta lo que no vayas a usar. Son más largos los caminos pa´l que va cargao de más". De más está decir que me arrepiento de no haber llevado pantalón largo.
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1 comentario:
La imagen de la derecha es perturbadora...
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