24 feb. 2007

Mosquitos Ninjas Adolescentes Mutantes


Hablaba con Ella, que me contaba de Su baño en aguas transparentes: muy cerca de una foca marina. Corté el teléfono, viéndome tumbado en la cama.

Precisamente como una foca varada.

A lo lejos divisé un mosquito. Paré la oreja. Escuché que protestaba contra la proliferación de Fiebre Amarilla, Malaria, Dengue, Pie de Atleta, y otras epidemias que su especie (del orden de los Dípteros Nematóceros) difundía sobre la nuestra (del orden de los Desordenados). El muy abstemio, delgado como una i, rehusaba a su condición hematófaga mediante una huelga. Se había encadenado por motu proprio a una telaraña. Y murió como un mártir.

Alrededor de una lamparita que servía de fogón nocturno se formó una ronda de mosquitos. Un mosquito filósofo y predicador lideraba la sesión. Tenía un acento petulante. Sin prestarme atención les decía: “Acaso se preguntaron si su sangre es suya o de los que pican (…) Precisamente por eso todos somos hermanos de sangre (…) Y la sangre derramada es la fuente de vida eterna”. Sus afirmaciones golpeaban el armario. Luego de unos minutos concluyó categóricamente:

-Porque nada se destruye. Todo se transforma.

-Aflojale Drexler -gritó uno mientras simulaba una tos. Pero por encima de la muchedumbre un mosquito orondo, caníbal y fanático se abalanzó súbitamente sobre el Mesías de los mosquitos, succionando junto con la sangre toda la esperanza que el pueblo había depositado sobre él. Y murió como un mártir.

Yo digo ¿no?, estas nuevas generaciones se están degenerando.

20 feb. 2007

Anónimo

Al abrir la casilla de correo me tropecé con el siguiente comentario, bastante pueril por cierto:

Anónimo ha dejado un nuevo comentario:
HERMANO, DEDICATE A OTRA COSA!!!!!!!!!!
a buen entendedor, pocas palabras bastan


Anónimo, con un signo de exclamación final bastaba. Además, no sólo se cierran. También se abren. Recuerde que hablamos castellano. Tampoco me seducen esas mayúsculas de encendida intensidad. ¡Con la exclamación daba de sobra! (y recuerde: el único con derecho a elevar el tono en este blog es el Preso).

Por último, y no por eso menos importante (ja, yo también uso frases armadas), a nueva idea, nueva mayúscula. Y se termina con punto. ¿Capito?

¡Hermano, dedíquese a otra cosa. Lo suyo no son los comentarios! Por cierto, tampoco creo que sea mi hermano.
Sal de ahí, chivita chivita...

Desatentamente,
Anonetoy.

Arriba, la descripción del presunto sospechoso, facilitada por Google.

15 feb. 2007

San Valiente


Mientras pago, a duras penas sujeto las flores, torpemente apretadas contra los brazos. Tomo aire, inflo el pecho. ¡Ánimo HOMBRE, agallas!

Con cada paso, nuevas series de miradas deambulantes se detienen a ver lo que tengo entre manos. Forman una autopista peligrosa de tránsito humano. En las góndolas pretenden transformarme en una ranita fea y deleznable. Trato de burlar una serie de miradas burlonas, pero no puedo: son incisivas, como camiones que quieren pisotearme. Que quieren, y no pueden.

Buscan reducirme al tamaño de un renacuajo .

Intento sortear vallas de individuos incrédulos. Ellos no pueden ver en un ramito la más mínima pizca de hombría. Pierdo virilidad. A modo de consuelo, como trompetas de triunfo, novias quejumbrosas reprochan a sus medias naranjas, por no seguir mi camino. Los andenes embotellados me dan luz verde. A ellos, roja.

Después salgo a respirar hondo.

Y se las doy, justo a ella, que se encuentra en la flor de la vida.

12 feb. 2007

King Kong


En la espera previa al toque de Dsus 4, hablaba con Rocío. Esperábamos. Como de costumbre, los músicos no habían ensayado La puntualidad. Algo, o alguien, se asomó a mi/s espalda/s.

-Prendo yate Marte. Ding dong -dijo el extraño de pelo largo.

-¿Ehh? -contesté con tono inquisitivo.
Para ese entonces ya había girado el pescuezo y distinguido al enano de yeso que me hacía la pregunta. Le faltaban el gorrito y Blancanieves.

- Lego jaque mate a Ping pong –insistió.
Me limité a contestar con el gesto universal de Tengo-hambre, que es el mismo de No-te-entiendo. Poco a poco empezaba a interpretar los vericuetos linguísticos del tarzán de Bonsai. Justo por encima de las bolsas de ojeras tenía una mirada cáustica. Cierta avidez maliciosa que no pude comprender. Pero se dirigía a mí, a mis ojos precisamente.

-¡Tengo la que mata a King Kong!
Reiteró el convite y (¡por fin!) lo entendí. Pero esta vez me quedé mudo. El contexto pudo más que el texto.

(Silencio).

Notó la indirecta sepulcral. Y se fue. A lo lejos una jauría de drogadictos lo esperaba. Se acercó, y a modo de reflejo pavloviano, movieron el rabo. Babeaban. Pero nada de eso se comparaba con la energía avinagrada que exhalaba el aliento de esos, sus perritos falderos.

El enanito de jardín no estaba entre el pasto, sino entre la hierba.