29 mar. 2007

Gallina

¿Cuándo murió un pollo de viejo? ¿Por qué no son dueños de sus decisiones? Ni siquiera, dueños de sus vidas. Sin intención de ofender al Partido Antitaurino español, al menos los toros reciben una muerte digna; con una media verónica. Consumada su etapa de engorde, la carne del pollo existe solamente para ser consumida aproximadamente en medio año. Nada se salva, salvo los picos, ojos y patas... ¿A dónde irán a parar tantos picos?

Afirmaba que la carne brotaba de los supermercados. Pero el ingenuo se equivocaba. El pequeño Anonetoy miraba atónito con ojos de luna llena. El muy… verdugo lo decapitó a metro y medio del que hace seis años había salido del repollo. Y la cabeza del re/pollo rebotó. Rebozó de alegría durante unos minutos. Se tiño el pasto de sangre. No me causó gracia. Y odié de por vida (bueno, de por días) al que se hacía llamar papá. Gallina.

En la noche cené pollo. Me lo comí sin pestañar. Pero yo no sabía. Lo juro. Si bien puede parecer una gilada dolerse por seres que entre sí no tienen la páctica del duelo; ahora sí, después de tanto, pido perdón. Mal yo.

20 mar. 2007

Feliz cumpleeraños


Ayer recorrí Tristán Narvaja, biblioteca nacional de Loquesea. Tras hora y media conseguí regalo. El primero, Lobo-hombre (nuevo - reliquia-, $170) de Boris Vian, para condimentar de hilaridad la víspera. El segundo, El extranjero (usado -ganga-, $100) de Camus, para sopesar las risas de Vial. Espero le gusten. Son regalos boomerang: de esos que buscan sutílmente el beneficio propio. Como el marido que regala un lavarropas. A Rocío, primer amor, primera novia, primera amiga y confidente; felicidades.

Sin olvidar al Colo, distinguido chef (descontando el guiso), que hoy tristemente cumple 20 con la desolación del bebedor que sufre por no tener 21, edad mínima en EEUU. A él, borracho generoso capaz de donar sangre con (o sin) espuma y amigo bueno (de la Cirrosis); si todavía no perdiste la conciencia, salud.

Hoy brindo por la Cirrosis. Y esperen al sábado...

15 mar. 2007

Nada nuevo


Costó levantarme. El despertador, haciendo valer su nombre, me despertó ladrando. Y empezó el largo y tortuoso camino hacia el baño. De niño, cuando la cabeza hacía de péndulo, Anonetoy rebotaba como pelotita del pímbol contra los muebles; pero ahora anoto moretones a la lista negra de las piernas. Sigo siendo torpe. Nada nuevo.

Se me partía la cabeza. Como si un taladro perforara la protuberancia frontal (esa que los delfines tienen tan acentuada). Había soñado algo pesado como un adoquín. Pero cuando miré el espejo y ese cartel atornillado a mi cabeza, aproveché. Le saqué una foto: esa que aparece arriba.

Claro, comprendí, no hay mujeres lindas y feas, sino dinero.

Sé que tendré disidentes, que las ricas mandarán mosquitos del Dengue a casa y la genética pondrá tachuelas en mi banco. Pero las otras -esas que no entran a este blog- me entenderán.