Sé perfectamente que no vendrá mañana, que quizá se arrepienta y se quede en España, y que si viniera, probablemente yo no podría aceptarlo.... Qué más da. Tampoco la despedí personalmente. Pero a ninguno de los dos nos agradan las despedidas, y que yo sepa, ¿por qué tengo que decir adiós si la llevo conmigo? Me urge decir adiós, lo prometo, pero en estos tiempos las despedidas me huelen a hastaluego.
En fin, feliz cumpleaños, Diana.
(Detrás de la foto: Vivi, Diana y Anonetoy. Con tanta gente en el estadio, las provisiones se agotaron y Diana no pudo probar un choripán).
No recuerdo bien, pero siento que la conozco desde que me conozco. Antes hablábamos y hablábamos. Y la noche duraba 24 horas. Más tarde, se mudó de barrio. Seguimos en contacto, a pesar de todo: 55 minutos de bicicleta disimulaban la distancia.