Soñé que poco a poco había estado aplazando todo para la vejez; para después de esto o aquello. Para cuando tuviera tiempo. Soñé, también, que la vida se me escapaba como un puñado de arena. Que todo lo agradable desaparecía como una moneda en las manos de un mago. Que había sido un ingenuo al pensar que en algún momento la vida pagaba con esa paz eufórica. Esa que tanto había imaginado. Era viejo y sentía que esa paz no existía. Tal vez había dejado para más tarde lo importante. Había logrado lo tangible pero efímero, desconociendo que lo importante (eso que parece inútil y poco serio) ya no lo podía conseguir.
Pero estaba despierto.
Pero estaba despierto.
3 comentarios:
Gracias por el consejo. Me gusta para despertarme.
Muy buena esta página. Felicitaciones.
sb disse ME APABULLA TU NATURAL SABIDURIA
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