3 dic. 2009

Dos perspectivas del mismo abrazo

1. Digamos que el encuentro lo agarró desprevenido. Con la confusión bajó la guardia y la reacción que sobrevino fue defensiva. Intentó negarse, pero sirvió poco y nada. Sus ojos se encendieron, y con razón, ya que nunca había sentido algo así. Ese abrazo intenso lo hacía perder pie. No terminaba de entender dónde estaba, ni qué pasaba, ni... A esa altura no podía contener la adrenalina. Cedió al fin. Se abandonó en su boca suave y húmeda. Aquel abrazo lo partió. Entre los dos se hicieron uno.


2. Salió del tronco hueco tan rápido como pudo. Tomó a su presa primero con la boca, para luego enroscar su cuerpo alrededor. El apretón inmovilizó al hurón en cuestión de segundos, quitándole la más mínima posibilidad de realizar una maniobra salvadora. La presión ejercida sobre su cuerpo hizo que perdiera toda resistencia, hasta morir de asfixia. Luego de la estrangulación, la pitón reticulada tragó a su presa entera. Literalmente estaba partida en dos. Se acostó despacio y empezó a digerir.




Le mando un abrazo a Rocío, esa amiga
bióloga que estudia monitos en Misiones.

1 comentario:

Marta dijo...

¡La clavaste, "Anone"!